A raíz de la revolución que ha supuesto para el sector turismo los cambios introducidos por la digitalización, son más y más las agencias de viajes pequeñas las que están buscando la forma de reinventarse para poder posicionarse y ser rentables en un mundo cada vez más competitivo.
La última tendencia, según un artículo publicado en El País, es la de los viajes sorpresa: viajes en los que no se sabe cuál es el destino hasta un día antes de partir o, inclusive, al llegar al mismo aeropuerto. Es el elemento sorpresa el que le da la ventaja comparativa a la agencia y la hace necesaria para el viajero.
Los ejemplos que se dan en España son el de Waynabox, agencia catalana que ofrece escapadas de tres días a 39 ciudades europeas (de Lisboa a Viena, y de Copenhague a Turín) y tres en Marruecos (Casablanca, Tánger y Marraquech) por 150 euros por persona (vuelo y hotel incluidos). Para reservar se entra en su página web, se elige el aeropuerto de salida y el número de personas que van a viajar. Aparecen entonces 12 destinos posibles de los que se puede descartar uno de forma gratuita, y se puede seguir eliminando ciudades, hasta un total de nueve, pero cada descarte cuesta cinco euros más. “Dos días antes del viaje, Waynabox notifica el destino final entre las ciudades no descartadas y proporciona a los viajeros las reservas así como una pequeña guía de viajes, elaborada por la propia empresa, con recomendaciones sobre lugares para visitar y cosas para hacer”.
Otras agencias de este tipo son la norteamericana Pack Up+Go y la británica Surprise Trips, que preparan viajes cortos, y le quitan el estrés a la planificación, cosa útil cuando se trata de un grupo y la gente no se pone de acuerdo sobre el destino. El atractivo de esta nueva tendencia, sin embargo, parece radicar más que en el aspecto práctico en el poder vivir una experiencia diferente y excitante.